lunes, 10 de mayo de 2010

Carlova most

Llega la primavera y me pregunto cómo estará ese bello rinconcito que descubrí gracias a tí una fría noche de invierno...duerme la ciudad y parte la ilusión cargada de bultos, incertidumbres y cambios de divisa..

Extraño las interminables jarras de cerveza suave y las comidas caseras de aquella señora gorda y triste, pero con una mano que podría hacer temblar al mismísimo cheff Milinsky...

Qué frío en los paseos, pequeña! pero cuanto misterio guardaban aquellas estatuas oscuras, verdes y frías que parecen hablarte en cada mirada, a cada paso...frases medievales con reminiscencia de ahogados y apóstoles de madera...

Aún saltan en mi corazón aquellas ranitas de lana verde, alegres y guardianes de la sonrisa más bonita y la cabecita loca...

Allí, en el mismísimo barrio de Mala Strana me enseñaste que nos podrían robar cualquier regalo que nos hicieramos el uno al otro...pero Praga...quedaría siempre en el alma...